miércoles, 25 de abril de 2012

¡Misión cumplida!

Después de varios meses de preparación y sacrificios, ya puedo decir que soy maratoniano.

La carrera empezó con sensaciones mixtas, puesto que amaneció un día con unas condiciones óptimas para correr, pero yo me encontraba con algo de alergia además de los nervios iniciales. En cualquier caso la ilusión y las ganas compensaban todo esto. Tomé la salida junto a Alfonso, compañero del trabajo y corredor con experiencia en maratones; y cogimos un ritmo cómodo los primeros kilómetros. Antes de darme cuenta ya nos estábamos separando de los corredores del 10k entre aplausos y ánimos mutuos. Un pequeño esfuerzo nos lleva hasta plaza Castilla y superamos el primer tramo de subida continuada. Desde ahí un tramo de sube y baja hasta Cuatro Caminos, con ánimos de más compañeros del trabajo y por supuesto de mi familia al pasar por delante de casa. Las sensaciones ahí son buenas aunque empiezo a notar algo de fatiga a pesar de que el ritmo seguía sin ser excesivo (aunque más rápido que el de la salida). No se si sería por la alergia, el caso es que a la altura de Cuatro Caminos dejo a Alfonso que tire él y sigo yo a mi ritmo, haciendo caso de su consejo de no mirar excesivamente el crono.

Desde aquí el tramo más favorable del maratón, la bajada de Bravo Murillo-Islas Filipinas-Guzmán el Bueno, y subida ligera por Alberto Aguilera hasta la glorieta de Bilbao. Esta subida se me hace durilla después de tanta bajada, pero casi al llegar arriba recibo los ánimos de Cari, otra compañera del trabajo y se que arriba me espera Alex, el primero de mi "tropa de animación" que me espera completamente vestido de naranja, a juego con la camiseta. Desde ahí, y en compañía de Alex, la mejor parte del maratón en mi opinión, descenso por Fuencarral, Gran Vía, Preciados, Sol, Calle Mayor hasta Bailén, donde me deja Alex para unirse a Pedro y Sofía, que esperaban allí ataviados con pelucas y armados de bocina. Ahí me doy cuenta que con este apoyo tengo que llegar a la meta. A partir de aquí, cruzar la plaza de Oriente y la calle Ferraz hasta pasar la media maratón. Hay que señalar que el avituallamiento del km 20 es una gran putada, en mitad de un repecho duro. ¡No pasa nada si lo movemos 200 metros mas adelante, señores!

Tras pasar la media maratón, descenso pronunciado hasta el puente de los franceses, que hago bastante conservador, a sabiendas de lo que toca después, una subida suave pero larga por la Avenida de Valladolid y Paseo de la Florida hasta Príncipe Pío. Afortunadamente de camino recibo una vez más el apoyo de mis padres, y al superar Príncipe Pío, distingo las pelucas naranjas de mi tropa que me esperan abajo, en la explanada del Puente del Rey. Entro en la casa de Campo con una ligera crisis y ya un dolor de piernas acumulado importante. Aquí me pasa Pascual, que se había quedado atrás en el Bernabéu y luego hizo una carrera espectacular de menos a más; acompañado por David, al que no conseguí ver en Príncipe Pío. La Casa de Campo se me hizo larga, sufriendo bastante al principio pero con el apoyo de Alex (bis) y Fede que me animaron en dos puntos pude llegar al km 32 en plena recuperación. Ahí subida durísima hasta la salida por la Avenida de Portugal. Esta subida la hice ya meno fatigado, pero cuando me empiezo a confiar ¡ZAS! primer calambre en el cuádriceps. Apretar los dientes y continuar. En el siguiente tramo paso ya mejor, recuperado, me encuentro una vez más a mi tropa naranja y a mis padres lo que me llena de energía para afrontar la dura parte final de la carrera.

Así que ahí me veía yo, tan feliz, cruzando el puente de San Isidro, saludando a Marcos que tambine se había acercado a animar, y pensando que había pasado ya el muro y pensando que el siguiente momento duro vendría en la subida de la calle Segovia, cuando el tío del mazo me sorprendió en un punto poco habitual, llaneando antes del avituallamiento del 35. No se si fue por exceso de ritmo al principio, por la alergia, por mala estrategia de comidas o por qué, pero de golpe en 100 metros me veo hundido en la miseria. A partir de ahí táctica de supervivencia, no había otra, metiendo intervalos andando (el dolor muscular me hizo desistir del a idea de trotar despacio). Desde abajo de la calle Segovia se me une otra vez Alex (1), que a su atuendo naranja le añade la peluca. De esta guise me acompaña hasta la meta, junto con David, que se nos une un poco más adelante, al haber tenido que dejar a Pascual llevar solo a meta (iba lanzado) por un tirón. Entre los dos, y con el inestimable apoyo de Irene y Dani (botella mágica de Powerade y pancarta incluídas) llego a Alfonso XII. Se me hace eterno ese tramo, pero entre los dos Alex, Fede y David me llevan hasta la entrada del Retiro. Siento que a estas alturas me tengan que abandonar Alex y David, pero sólo me quedan unos 500 metros para cumplir el objetivo. Ahí ya se que las 4 horas se me han ido con la pájara del final, pero lo importante es terminar. Disfrutar de los últimos metros. Cruzo la meta en 4 horas, 1 minuto y 22 segundos. Objetivo cumplido.

Hubiese estado bien aguantar un poco más al final para bajar de las 4 horas, pero lo dejo para la próxima, que la habrá. El maratón me ha enganchado, a pesar del sufrimiento extremo. Es curioso que el año pasado después de la media maratón pensase "nunca más" y que ahora piense así, pero es lo que pienso. Igual es la rabia que me dan esos 82 segundos o la sensación de haber conseguido un gran logro a pesar de tener que hacer los últimos 7 km en modo supervivencia (incluso al final el tiempo se me fue menos de lo que pensaba). Me quedo con la sensación de superación personal y a todas las personas que me han apoyado y ayudado para completar este reto. Sin ellos, especialmente al final no se si hubiese llegado. Muchas gracias.

Respecto al blog, esto no termina aquí... seguiré actualizando de vez en cuando y contando mis experiencias, que probablemente sean cruzando el charco a partir de Septiembre. ¡Gracias a todos una vez mas!

3 comentarios:

  1. Para el año que viene tenemos (y lo digo por mi también) que acabar bien este dichoso Mapoma con el del mazo acechando.

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    1. ¡Eso! Yo el año que viene es muy probable que no esté en Madrid, pero no descartes que venga a hacer el Mapoma... Es el maratón de casa y, aunque hasta el momento es el único que he corrido, tiene algo especial. Además lo de las cuestas lo veo como parte del encanto, a fuerza de correr en Madrid las carreras llanas me parecen un poco sosas. Si no, corerte otro fuera, pero antes o después vuelvo a hacer Madrid, ¡esto no se va a quedar así!

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  2. Objetivo cumplido, con mucho merito por superar al tio del mazo. Seguro que habra otro MAPOMA y otra oportunidad de bajar de las 4:00. Animo en tu aventura americana y a demostrar de que estamos hechos los runners castizos de los Madriles.

    Gracias por la compañia durante los primeros kilometros.

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